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Boris

Boris Ostapuk es vecino del Barrio El Jardín. Es  un hombre de a caballo, un hombre noble.

 

Nació el 1° de abril de 1929, en Lobos. Su padre, Federico Ostapchuk, era ruso, nacido en la ciudad de Minsk, actual capitalde Biolerrusia, y parte de la Rusia Imperial zarista poco antes que Federico abandonara esas tierras en medio de la Primera Gran Guerra Mundial, en 1914.

Boris, que para el segundo encuentro entre vecinos villaelisenses vino vestido de gaucho con bombacha y camisa negra, cinturón de plata y pañuelo al cuello, cuenta:

-Mi papá vino de polizón, como muchos, escapando de su país.Y allá quedaron sus padres, su familia, de quienes nunca supe nada. Como él era grandote, fuertísimo, y muy trabajador, enseguida encontró un puesto en el Ferrocarril. en una cuadrilla volante. No había máquinas ni motores, sólo tiraban la zorra los animales o los hombres. Y trabajando en ferrocarriles, fue que llegó a la ciudad de Mercedes, San Luis, donde conoció a la finada de mi madre, doña Dominga Centeno Cordia, una mujer que andaba a caballo como mujer. Una buena jineta. Una cordobesa de Río Cuarto, que trabajaba lavando ropa a mano. Tenía 16 años cuando se juntaron, y él ya unos 20. Desde ahí, a mi papá lo fueron trasladando y nació un hijo en cada pueblo. De los doce hermanos que somos, el primero de los varones, llamado Federico, como mi padre, nació en Luján; luego mi hermano y yo, que soy el tercero, en Lobos y el resto entre Chascomús y Lezama. Tengo seis hermanos fallecidos, y uno muy enfermo, que supo trabajar en los frigoríficos, uno de los trabajos más duros que existen, con tanto tiempo expuesto el cuerpo al frío…A la mayor de las mujeres no la recuerdo, murió a los 9 años, de fiebre escarlatina. La cosa es que antes no había vacunas como ahora.

A Don Federico lo anotaron como Ostapuk y fue así que le cambiaron el apellido a toda una familia, pero aún quedan los mapas que recuerdan el lugar donde se asentaron como Laguna Ostapchuk. Cuenta Boris que su padre tenía una caligrafía hermosa y era muy memorioso, y que vivió hasta los 77 años aunque bebía mucho –“hacía caña con alcohol de quemar y calentaba el vino al sol”, recuerda –.

Boris es un conocido afiliado al partido Radical. Cuenta que simpatizó desde los 9 años, oportunidad en que dando vueltas cerca del Comité Radical –que quedaba sobre la Avenida Arana, casi calle 5 –, se subió en un colectivo que llevaba afiliados a un mitín en la ciudad de La Plata, cerca de plaza Italia. Cuando llegaron, el niño Boris los sorprendió al salir de debajo de los asientos.

-Pero… ¿este pibe? –dijeron.

Y enseguida lo adoptaron. Pertenecer al partido radical durante los primeros gobiernos peronistas no fue fácil: sufrió persecuciones y hasta estuvo preso.

Al despedirse, Boris invita a un asado. Con una sonrisa.

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